Quiero, puedo y soy capaz: razones por las que el lenguaje positivo se traduce en productividad

Quiero, puedo y soy capaz: razones por las que el lenguaje positivo se traduce en productividad

Si bien es cierto, un ejemplo ineludible es la capacidad del pensamiento el cual tiene el poder de reflejarse en nuestra realidad. En ese sentido, debemos evaluar cómo manejamos nuestra manera de pensar, hablar y proceder, sin excluir la empresa, pues de esto depende una cultura organizacional de mayor productividad.

Y es que todos hemos escuchado alguna vez que ‘‘la mente es poderosa’’. Esta es una afirmación científicamente comprobada y que se escucha con frecuencia en las conversaciones del día a día.

Los estudiosos de la productividad empresarial han descubierto que esa capacidad cerebral de transformar el entorno de trabajo es posible si se logra cambiar el vocabulario pesimista, pasivo, dudoso y estancador de los colaboradores por palabras de entusiasmo, fortaleza, determinación, alegría…

En efecto, el lenguaje es una capacidad humana que está conectada al  el cerebro, y si este envía frases positivas, el accionar de la persona cambia, y por ende, también el entorno en el que se encuentra. Un ‘‘lo haré’,’ en lugar de un ‘‘tal vez’’; un ‘‘sí, puedo’’, en lugar de un ‘‘ya veremos’’, envía señales de ánimo determinantes para actuar en consecuencia.

Por  tanto, recomendamos evitar las composiciones negativas. El adverbio ‘‘no’’, en algunos casos,  puede abrir la puerta a un río de energía negativa, pero ‘‘tampoco esa es mi función’’, ‘‘imposible lograrlo en tan poco tiempo’’, ‘‘lo hago más luego’’, ‘‘lo dejaré para después’’, ‘‘nunca lo he podido hacer’’  no se quedan atrás; ni que decir de los ‘‘quizás’’, tal vez’’ que muchas veces sin conciencia, opacan tu mensaje con una carga de inseguridad.

En cambio, el poder del lenguaje positivo no solo revive tu desempeño laboral, estado emocional y físico, también cambia el ambiente de la empresa y contagia a tus colaboradores de bienestar en su determinada área de trabajo. Procura crear un ambiente de paz y enfoque en las metas a lograr. Disipa, por consiguiente, las disputas y enfados.

Para ello,  no tienes que esperar que otro colaborador cambie sus palabras. Empieza tú. Los cambios suelen florecer en una o pocas cabezas.

Algunas frases para aplicar en tu empresa todos los días:

  1. Yo me encargo
  2. Yo lo haré
  3. Yo puedo
  4. Soy capaz
  5. Bien
  6. Mejoraré
  7. Siempre es posible