Un supervisor en términos gerenciales es un líder que tiene el deber de supervisar el área que le corresponde y reportar aquello que requiere mejoras dentro de la empresa. Lo recomendable es que los supervisores reciban retroalimentación de sus sub-alternos para así poder realizar una mejor gestión.
Un buen supervisor debe contar con varios atributos para poder desempeñar una función adecuada, entre ellos podemos citar:
Habilidades de comunicación. Un buen líder debe mantener una comunicación interactiva con sus empleados, de no ser así, no podrá comunicar sus deseos de manera clara y objetiva por lo cual las tareas que espera por parte de su personal no se podrán realizar. Además, el supervisor debe estar abierto a las sugerencias de los demás y mantener una comunicación de doble vía para poder rectificar el progreso alcanzado.
Empatía. Procura ponerte en el lugar de los demás antes de tomar cualquier represaría, habla con tus empleados y pregúntales que le está pasando en caso de que su calidad laborar haya bajado. Se lo más servicial que puedas.
Capacidad de delegar. Para no cargar con todo el peso del proyecto y sobre todo para formar a tu equipo de trabajo debes aprender a delegar funciones. Delegar de manera adecuada permite agilizar el proyecto, garantizando la eficiencia y maximizando la rentabilidad. Pero, ten en cuenta que debes delegar funciones sobre aquel personal realmente preparado, porque de no ser así, sucederán situaciones no deseadas.
Flexibilidad. Debes tener claro que una misma línea de gestión no funciona de igual manera en diferentes situaciones. Hay ocasiones en la que se necesita más esfuerzo que en otras y tú como supervisor debes de ser capaz de identificar cada oportunidad de cambio en el modo de gestionar a tu equipo de trabajo.
Confianza. Para manejar un equipo de trabajo debes tener confianza en ti mismo y reflejarla con tus actos. Cuando un personal siente que su supervisor no tiene el control le pierde el respeto y la productividad baja.
Humildad. Tienes que estar preparado porque no todos los proyectos saldrán bien, debes aceptar con humildad los errores, aprender de ellos y no responsabilizar a tus empleados por los errores e imprevistos que puedan surgir.
