Retos competitividad en la era digital 

Retos competitividad en la era digital 

Los avances tecnológicos relacionados a la era digital están marcando nuevas pautas en el ámbito de la planificación estratégica, lo que conlleva a que, así como con todos los procesos vinculados a la producción y comercialización de insumos, la competitividad sea una variable en constante evolución. Esto coloca en una posición de riesgo a compañías que ya habían logrado establecerse en el mercado ya que conduce a cambios no solo en el mundo de los negocios sino en el funcionamiento de la economía en general y de las sociedades. Cambios que, considerando la rapidez con la que se experimentan, provocan que las asuman como necesario el reconsiderar sus objetivos y la creación de propuestas más atinadas de valor para sus productos y servicios.

 

Competir en los grandes mercados digitales es diferente de sectores más tradicionales ya que a menudo implica otros tipos de economías, plataformas, funciones móviles, sistemas en red y posiciones más complejas. En este sentido, los mercados digitales se caracterizan por altas tasas de inversión e innovación, que conducen a un rápido progreso tecnológico en el sector y a un aumento de la innovación disruptiva. Innovaciones inevitables pero que representan cambios para los que las empresas no siempre se encuentran preparadas.

 

Entre las características de la economía de consumo digital que se encuentra en emergencia se puede mencionar el empoderamiento de los consumidores a través de los dispositivos digitales. Estas herramientas permiten el acceso desde cualquier lugar a la información, a las acciones relacionadas a la comercialización y todo en tiempo real. Esta híper conexión entre consumidores/usuarios, las marcas y plataformas que sustentan los procesos, manejan gran cantidad de datos personales, de estilos de vida que funcionan como retroalimentación para el diseño de propuestas de valor.

 

La competitividad digital se puede definir entonces como la capacidad de una economía para explorar, desarrollar e implementar tecnologías digitales que transformen las prácticas empresariales, los modelos de negocios y con ello la sociedad en si misma. Se trata de un proceso gradual y requiere cambios en los niveles organizacional y estructural, de modo que pueda reconocer, comunicar y asumir estos nuevos desafíos que arrastran las oleadas de nueva tecnología. Es vital entonces que las empresas potencien su apertura y flexibilidad sobre los factores de influencia interrelacionados: capacidad de transformación y adaptabilidad sectorial. El primero permite identificar aquellas tecnologías que transforman y ajustan las arquitecturas estructurales, institucionales y organizativas del sistema, mientras que la segunda permite discernir entre los distintos patrones sociales de anticipación y adaptación tecnológica. Estos factores implican también, de acuerdo al IMD World Competitiveness Center, el asumir dentro de los objetivos o proyección de la empresa los siguientes elementos como parte del marco ejecutivo.

 

Conocimiento. Refiriéndose al conjunto de información y procedimientos que subyace al proceso de transformación digital y al que se llega a través del descubrimiento, el aprendizaje y comprensión de los avances tecnológicos. Establecer el conocimiento como parte de la cultura corporativa fomenta el crecimiento y la actualización de los procesos de la empresa.

 

Tecnología. Tener en cuenta el desarrollo tecnológico dentro de la organización implica la evaluación del contexto general a partir del cual se implementarán estrategias digitales en la empresa. Implica un marco de políticas que regulen la implementación eficiente de actividades comerciales relacionadas al desarrollo y la innovación.

 

Futuro. La preparación para el futuro examina el nivel de preparación de una economía para asumir su transformación digital. La competitividad requiere que las tecnologías digitales disponibles sean «absorbidas» por la organización a través de actitudes adaptativas particulares, incluida la disposición a participar en procesos relacionados con la tecnología digital; así como también requiere flexibilidad comercial e implica que las empresas en una economía particular puedan transformar sus modelos comerciales para aprovechar las nuevas oportunidades.