El “A, B, C” del emprendimiento social

El “A, B, C” del emprendimiento social

Emprender es una actividad natural del ser humano. Y no me refiero a emprender en tanto acción exclusiva de crear una empresa, sino más bien a la actitud misma emprendedora, que es algo que ha llevado a las personas, a lo largo de toda la historia, a crear lo inimaginable a partir de lo inexistente.

Y es que emprender es una manera de pensar y actuar, y es aplicable a todas las facetas de la vida. Cuando los problemas son múltiples y la solución esperada no llega, siempre habrá alguien que, movido por otra aptitud también muy humana como lo es la empatía, identificará soluciones colectivas y hará todo lo necesario para ver materializada su visión, aun cuando todo el mundo considere que no es posible.

Y es ahí en donde se sitúa el emprendimiento social. Viene como solución no solo necesaria sino urgente frente a los innumerables problemas que gobiernos y otros decisores, por variadas razones, no han podido resolver. Entonces, se emprende a partir de unas ganas incontenibles de modificar las realidades. Pero se emprende con la idea de que la solución concebida sea sostenible en el tiempo; que transcienda. Por eso el emprendimiento social se adapta al sistema en el que nace, del cual aprovecha lo mejor para beneficio de todos y todas.

Así que en este artículo intentamos recoger lo más elemental que una persona debe saber para aventurarse en ese mundo de las empresas que, con cada vez más terreno, procuran resolver los problemas que aquejan a nuestras sociedades de hoy.

Primero podrás conocer qué es exactamente el emprendimiento social y qué lo diferencia de conceptos similares, cuál es la importancia de este tipo de emprendimientos y cómo puedes iniciar desde hoy mismo un proyecto empresarial que traiga grandes beneficios para ti, para tu familia y para muchas otras personas, comunidades y ciudades.

 

A

¿Qué es el emprendimiento social y

qué lo diferencia de un emprendimiento tradicional?

Ya dijimos que un emprendimiento es algo que se inicia, y no intrínsecamente el inicio de una empresa; y que emprender es una actitud más que una acción. Entonces, un emprendimiento social es aquel tipo de iniciativa que busca esencialmente resolver una problemática social, pero que, a diferencia de una asociación sin fines de lucro, lo logra haciendo uso de una lógica empresarial. Se hace la diferencia con las asociaciones sin fines de lucro para significar que los emprendimientos sociales no basan su sostenibilidad en un modelo de filantropía (donaciones voluntarias), sino que poseen una forma de operar que utiliza la dinámica de compra y venta de bienes y servicios para operativizar una intervención que, en esencia, tiene como prioridad resolver uno o varios problemas sociales al tiempo que crea excedentes que, indistintamente, pueden ser reinvertidos en la empresa o repartidos entre sus socios al igual que como lo hace una empresa tradicional.

Sin embargo, se suele confundir el concepto de empresas sociales con otros conceptos más ampliamente conocidos como el de responsabilidad social empresarial (RSE) y el de empresa socialmente responsable.

El concepto de responsabilidad social, surgido en Estados Unidos a mediados del siglo pasado, se suele usar para designar un conjunto de actividades o un área funcional de una empresa tradicional que procura lograr que la entidad devuelva a la sociedad parte de lo que ésta le ha facilitado; mientras que el concepto de empresa socialmente responsable (ESR) se usa para referirse a un enfoque operativo que ciertas empresas tradicionales poseen e implementan de forma transversal en todas las actividades de su modelo de negocio. En ese sentido, aunque no siempre, las acciones de responsabilidad social empresarial son muchas veces utilizadas como forma de mejorar la imagen de la empresa en busca de fidelizar a sus clientes captar nuevos. En ocasiones se le da un sentido puramente instrumental cuando, lejos de priorizar producir un impacto comunitario positivo real, se enfoca en la mejora que esa acción le proporcionará a la reputación de la empresa frente.

Una empresa socialmente responsable, en cambio, establece el comportamiento ético como eje central de todas actividades. En ese sentido cuida el origen de sus materias primas, paga justamente a proveedores y colaboradores y trata de que sus servicios no solo sean de calidad, sino que contribuyan genuinamente a mejorar la sociedad. En fin, busca evitar impactos negativos.

Para ilustrar mejor lo que es una empresa socialmente responsable, aquí un par de ejemplos:

En la República Dominicana, se encuentra la empresa Solo Coco, Handcrafted Coconut Oil[1]. Ésta no produce bienes de primera necesidad ni tiene como objetivo principal resolver una necesidad social, pero posee una filosofía transversal de producción ética en toda su cadena de valor, realizando esfuerzos por garantizar condiciones de empleo digno a sus colaboradores, comprando directamente a pequeños productores locales y utilizando bioenergía en los procesos de producción para evitar la contaminación.

Por su parte, la empresa Crepes & Waffles[2], que describe a sus trabajadoras como “guerreras, valientes, luchadoras, dedicadas y responsables, que enfrentan situaciones de mucha adversidad”, es otro ejemplo muy conocido en la región. Esta empresa creada en 1980 en Colombia tiene como pilares de su filosofía organizacional la gobernanza de la organización, los derechos humanos, las prácticas laborales, el medioambiente, las prácticas justas de operación, los asuntos de consumidores, la participación activa y el desarrollo de la comunidad. Todos estos aspectos ponen de manifiesto la esencia de la empresa y su compromiso con el cuidado de la clientela y sin descuidar el entorno.

En cambio, el concepto de empresa o emprendimiento social no se refiere a un área funcional de la empresa ni a una cualidad (aunque sea transversal) que ésta posea, sino que, más bien, se refiere al propósito mismo de ciertos negocios, el cual le viene dado como designio desde su concepción inicial.

Los emprendimientos sociales son, pues, iniciativas de intrínseca finalidad social y ética, y tienen, entre otras ventajas, el hecho de que suelen ser percibidos por los consumidores como empresas altamente comprometidas. Además, son rentables y sostenibles, ya que utilizan la lógica de compra y venta de bienes y servicios para dar sustentabilidad y escalamiento a la operación. Este fenómeno no es nuevo ni ocurre en un solo lugar, sino que cuenta con múltiples casos de éxito alrededor del mundo.

Algunos ejemplos de empresas sociales operando fuera de la República Dominicana son:

Algramo[3]: Surge en Chile y opera colocando en pequeñas tiendas de provisiones (lo que para los dominicanos sería un colmado) unos dispositivos dispensadores de productos de primera necesidad, como azúcar, detergente y granos, de forma que el consumidor final puede comprar estos productos pagando un precio de “al por mayor”, es decir, sin los costos adicionales del reempaque, transporte y branding, pero llevándoselo “al detalle” desde la tienda minorista. También emplea envases reusables, lo que permite reducir la contaminación causada por bolsas plásticas y otros recipientes de un solo uso.

Triciclos[4]: También chilena, actualmente opera allí y en otros países de América Latina. Su foco principal es el reciclaje. Su sitio web comienza diciendo “La basura es un error de diseño que necesita ser corregido”. Esta empresa crea soluciones para combatir la producción de residuos desde el momento en que estos se generan, asegurando que los materiales recogidos tengan un destino circular. Además, asegura condiciones dignas de trabajo a todos los colaboradores de su estructura. También ofrece diferentes tipos de asesorías a empresas y otras entidades.

Bi Abejas (Subachoque)[5]: Es un emprendimiento agrícola colombiano que persigue la conservación y producción responsable de miel de abeja y otros productos relacionados. Además, se esfuerza por asegurar la comercialización justa de la miel y los mejores beneficios para los productores del campo.

L’olivera[6]: Se trata de una cooperativa española que desde el 1974 busca la integración social a través de la producción ecológica de vinos y aceites. Emplea personas con discapacidades psíquicas y garantiza, con la producción de sus vinos y aceites, un uso adecuado del medioambiente. También cuenta con una residencia y un servicio de terapia ocupacional.

Pero no es solo en países como Chile y España en donde se han desarrollado exitosas empresas sociales. También en la República Dominicana desde hace años encontramos muchas iniciativas que están revolucionando la forma en la que concebimos hacer negocios. He aquí algunos ejemplos:

Jompéame[7]: Es una plataforma de recaudación en línea fundada en el año 2015 con el objetivo de financiar, a través de la recaudación de donativos voluntarios individuales, diversas causas sociales de emergencia y pobreza, tales como la construcción de viviendas, la cobertura de gastos por enfermedades y para educación, solo por mencionar algunas. Su sostenibilidad viene dada por el pequeño aporte que se carga a cada donación, el cual se emplea para cubrir los gastos operativos y administrativos de la organización.

Jabones Esperanza[8]: Crea empleos dignos a mujeres de la comunidad Las Malvinas II, en el sector Villa Mella de Santo Domingo. El producto artesanal se vende en mercados tanto nacionales como extranjeros, principalmente turísticos, lo que crea una dinámica circular conforme la cual el dinero generado regresa a la comunidad para dinamizar su economía y mejorar la vida de las familias.

Miss Rizos[9]: Esta empresa combina la comercialización de un servicio (cuidado especializado de cabello rizo) con la promoción de una cultura de celebración del cabello natural. Desde distintas plataformas de comunicación, las personas que son parte de este proyecto educan y empoderan a la mujer para que lleve con orgullo su cabello afro-rizado.

Zona Bici[10]: Principalmente enfocada en el alquiler de bicicletas de paseo, esta empresa y sus propietarios ofrecen la posibilidad a sus clientes de disfrutar de excursiones libres o guiadas por la ciudad de Santo Domingo, así como servicios de mantenimiento. Al mismo tiempo, promueven en la ciudadanía una conciencia de movilidad sostenible y cuidado al medioambiente.

Una Vaina Verde[11]: Se definen como una empresa social de consultores y educadores en sostenibilidad que ayudan a empresas e individuos a lograr sus metas de sostenibilidad y reducción de huella medioambiental a través de entrenamientos, eventos verdes, diseño sostenible y otros.

 

B

¿Por qué se deben crear empresas sociales?

Las motivaciones que una persona puede tener para iniciar una empresa social suelen ser múltiples y muy variadas. Sin importar cuáles sean las tuyas, probablemente serán todas válidas, a menos, claro está, que involucren actividades ilícitas. Aunque esperamos que ese no sea tu caso.

Así, pues, con toda seguridad es perfectamente legítimo emprender una empresa social con el fin de construir un capital económico que te permita a ti, a tu familia y los demás accionistas de la empresa disfrutar de una vida de bienestar material, siempre que ese bienestar y las actividades que se realicen para su obtención no perjudiquen el de otras personas, comunidades ni ecosistemas.

Por supuesto, la libertad financiera o laboral, la posibilidad de poder decidir sobre tu tiempo y enfoque de trabajo, y cualquier deseo que tengas de ejercitar tus habilidades innatas de liderazgo son todas razones permitidas. De hecho, estas razones aplican a cualquier emprendimiento, no solo a aquellos de enfoque social. Así que sí, son motivaciones perfectamente aplicables a los emprendimientos sociales.

Ahora bien, hay un impulso casi general en aquellas personas que deciden invertir sus energías en la tarea de emprender un negocio social: la necesidad de modificar aquellas realidades con las que no se está de acuerdo; la determinación que viene dada con saberse capaz de modificar las circunstancias actuales en favor de un bienestar futuro alcanzable y visionado; la inquietud que se siente al reconocer los propios privilegios con los que se vive; y la consecuente e inevitable certeza de que el mundo está lleno de injusticias y de que las mismas son evitables si todos y todas, desde nuestros lugares, decidimos actuar como colectivo en lugar de como individuos.

Por otro lado, crear empresas sociales es, hoy en día, una actividad imperiosa, vistas la desigualdad social y la crisis climática presentes en nuestros países como consecuencia del sistema tradicional de explotación y consumo indiscriminado. También son parte de una reacción social muy natural frente a la inequitativa distribución de las riquezas que gran parte de las empresas tradicionales históricamente han hecho su costumbre bajo la mirada silente de gobiernos y autoridades reguladoras, y otras tantas veces con su complicidad.

Hoy más que nunca se hace necesario repensar la forma en que generamos riquezas económicas a partir de los recursos naturales y la fuerza laboral empleada en la producción de bienes y servicios, de manera que no se vean perjudicados el equilibrio de los ecosistemas ni el bienestar de las civilizaciones presentes y futuras.

A la búsqueda de este equilibrio económico, social y medioambiental es a la que deberían de aspirar los emprendedores de este tiempo (tanto sociales como no sociales) pues, la explotación indiscriminada de recursos naturales y de personas es, simplemente, insostenible y no ética. Este equilibrio es a lo que se le denomina triple impacto, y no es más que la preocupación de una empresa por dejar una huella ambiental y social positiva al tiempo que persiguen su rentabilidad.

 

C

¿Cómo emprendo un negocio social?

Sabiendo ya lo que son las empresas sociales, sus diferencias con otros modelos empresariales y las razones que valga la pena emprender socialmente, lo siguiente que quizás quieras saber son las pautas básicas para comenzar ya mismo tu negocio social. Ahora vas a conocer qué aptitudes deberías cultivar, cómo le puedes dar forma a la idea que tienes para solucionar el problema que identificaste en tu sector, comunidad o en el país, y cómo gestionar tu proyecto en su etapa inicial.

Comencemos, entonces, por hablar de tu manera de ver e interpretar los desafíos. Es cierto que todo el mundo puede emprender socialmente, sin importar su edad ni personalidad. Y al mismo tiempo es cierto que hay algunas aptitudes que, si son apropiadamente cultivadas, pueden hacer que el arduo proceso de emprender resulte más cómodo y menos difícil; o por lo menos llevadero. Lo que te diré a continuación no es garantía de éxito, pero definitivamente podría contribuir al mismo.

Debes apropiarte de la problemática que estarás tratando de solucionar. Esto no significa que tienes que ser parte de los grupos vulnerables a quienes se busca beneficiar con la operación de una empresa social. O, dicho en otras palabras, si, por ejemplo, deseas contribuir a desarrollar soluciones de inclusión laboral para las poblaciones transgénero o transexual altamente discriminadas en nuestros países, no es perentorio que seas parte de esa comunidad. Basta con que, con un poco de esfuerzo y sensibilidad, te ocupes de entender a profundidad todos los elementos de la problemática, involucres a los beneficiarios y beneficiarias desde el primer momento y te comportes como un aliado explícito. Esto le dará validez a tu discurso frente a la población beneficiaria y frente a los consumidores de tus productos y servicios.

Te conviene tener la mente muy abierta. Las problemáticas que aquejan a nuestra gente y a nuestros ecosistemas son infinitas y de muy diversa índole, lo que obliga a quien decide emprender socialmente a generar soluciones creativas que desafíen el statu quo, que involucren a todos los sectores (gobierno, empresariado y a la sociedad en su conjunto) y que razone fuera del envase.

Es altamente deseable que cuentes con mucha sensibilidad social. Es tentador dar por sentado que por el solo hecho de que estés interesado o interesada en emprender socialmente ya posees esta condición. Pero la verdad es que, nos guste o no, la sensibilidad social no es común a la totalidad de las personas que impulsan o participan de una empresa social, aunque afortunadamente hay muchos que sí. Un negocio social bien llevado es, en definitiva, rentable, pero también necesita que sus líderes lo hagan parte de su vida, pues es muy difícil defender una causa en la que no se creé. De manera que te sirve de mucho disfrutar el ayudar a las personas y al planeta y, en ocasiones, toca poner el bienestar colectivo por encima del particular.

Debes ser resiliente. Emprender y fracasar, por lo general, es difícil. El fracaso es una posibilidad intrínseca de todo emprendimiento. Y, cuando se emprende socialmente y se fracasa, se suma la frustración de que los problemas que te has comprometido a solucionar continuarán causando estragos en la gente y en el entorno. Esto, a veces, trae consigo la desconfianza de aquellos que habían alimentado la esperanza de que tu producto o servicio les cambiaría la vida o, cuando menos, les llevaría un poco de alivio individual o colectivo. Habrá muchas emociones en juego, pero también recursos y reputación, por lo que, saber mantener el equilibrio entre lo que sientes, deseas y lo que es viable implementar, es una habilidad que te servirá de mucho.

Ahora que entiendes todo eso, comencemos a trabajar.

Cuando algún problema comunitario haya despertado tu interés y pienses que es posible resolverlo te animarás a identificar soluciones viables y sostenibles. Entonces será el momento de aplicar un poco del llamado design thinking[12]. Para ello tienes que analizar el problema descomponiéndolo en todas sus partes. Luego, comienzas a identificar y poner en palabras y papel todas las ideas posibles, sin poner ningún límite a tu imaginación. Este proceso da mayores y más variados resultados si se hace en equipo, pero no es obligatorio. A estas ideas debes hacerles las preguntas: ¿Existen clientes dispuestos a pagar por algo así? ¿Esta idea realmente ataca el problema principal, o al menos una de sus aristas más importantes? Si las respuestas son positivas, entonces sal a la calle y valida tu idea.

Es importante que hagas un pequeño esfuerzo (y a veces no tan pequeño) por corroborar que esa idea tiene sentido para otros, incluyendo tu población beneficiaria y tus potenciales clientes. Después de todo, aquella y estos son las partes determinantes del éxito de tu futura empresa social. La validación, pues, no es más que comprobar que realmente existen los problemas que piensas que existen, y que la solución que estás pensando (es decir, el producto o servicio que desearías comercializar) realmente cuenta con un público interesado o masa crítica que potencialmente pagaría por recibirla.

Así las cosas, te aconsejo intentar lo siguiente para obtener esa validación de tu idea:

  • Realiza entrevistas individuales a amigos, conocidos y en redes sociales.
  • Realiza entrevistas grupales (les suelen llamar grupos focales).
  • Habla con expertos. Busca inspiración en otras personas que han estado donde estás ahora.
  • Documéntate. Investiga si alguien más está tratando de solucionar el mismo problema y cómo lo está haciendo.
  • Sumérgete en el contexto. No pretendas buscar la solución de un problema que no has podido conocer a fondo. Lleva un diario.
  • Involucra a la población beneficiaria, preguntándole sobre las soluciones que ya han sido intentadas. Haz a los y las beneficiarias parte de tu proyecto desde el inicio.

Una vez que has obtenido cierta seguridad de que tu idea tiene sentido, puedes (¡y debes!) profundizar en la construcción de un esquema que te permita estructurar los diferentes aspectos de tu negocio. Para la construcción de este esquema, existe una herramienta conocida como social business canvas o social lean canvas[13]. Se trata de un esquema gráfico compuesto de nueve bloques con conceptos guía básicos para tu negocio social que, si aterrizas bien a la realidad de tu idea de negocio, podrás identificar los aspectos clave a considerar para que la empresa se materialice correctamente y, cuando llegue el momento adecuado, escale a ese nivel superior que habrá sido previamente identificado por ti.

Para que se entienda mejor, aquí te muestro el modelo del que estamos hablando:

Si bien este esquema no estará “escrito en piedra”, debería quedar lo suficientemente pulido como para que, cuando lo socialices con cualquier persona interesada, como por ejemplo inversionistas o un potencial socio o socia, quede muy clara tu visión del negocio, el problema que busca resolver, a quién le beneficia el proyecto y qué se necesita para llevarlo a cabo.

Gestión inicial

Digamos, entonces, que tienes ya una idea bien definida acerca de lo que quieres desarrollar. Lo siguiente, entonces, será dar los primeros pasos. Y la verdad es que casi nunca esos primeros pasos requieren de una inversión inicial cuantiosa. Cuando se trata de cubrir los gastos más básicos de una empresa en su etapa inicial la recomendación más generalizada es que el emprendedor o emprendedora recurra a sus ahorros o a préstamos de familiares con quienes se disminuye el riesgo de tener que incurrir en altas tasas de interés y que, por lo general, no requieren de garantías ni complejos procesos depurativos.

Sin embargo, después de que haya transcurrido un tiempo que te permita percibir que la demanda permanece y va en aumento, tal vez proceda que el equipo emprendedor se vuelque a la tarea de agenciarse la inyección de capital que permita llevar el creciente negocio a otro nivel. Y conseguir ese financiamiento de parte de un tercero no es precisamente la tarea más fácil. No bastará con que la idea esté bien concebida ni que parezca tener sentido. Será necesario que el emprendedor o equipo pueda demostrar:

  1. Que posee las capacidades necesarias para llevar a cabo las tareas. Es decir, que hay habilidades técnicas instaladas en los miembros del equipo.
  2. Que el proyecto tiene un impacto positivo real en un considerable grupo o sector social. Es decir, que soluciona un problema actual.
  3. Que el negocio es sustentable. Para esto hay que poder comunicar de forma muy clara cómo el negocio genera ganancias.

Afortunadamente, las ideas que buscan resolver problemas sociales, aun cuando se trata de entidades con fines de lucro, pueden llegar a movilizar muchas personas que, a través de numerosas plataformas de recaudación en línea, realizan donativos en favor de una causa en la que creen. Si quieres conocer algunas de estas plataformas, las tres más reconocidas a nivel mundial son:

Sin embargo, existen por igual otras opciones de financiamiento que conllevan un riesgo mayor, pues requieren que los fondos sean oportunamente devueltos a la institución o persona que los facilita en calidad de préstamos, normalmente con esperanzas de obtener ganancias sobre el mismo. Nos referimos, por supuesto, a préstamos, créditos o, incluso, inyecciones de capital que a veces convierten a los inversores en socios de la empresa. Aquí enumero algunas de las opciones más populares entre los emprendedores a la hora de obtener un financiamiento inicial:

  • Banca Solidaria[14], es un tipo de préstamo que otorga el Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa en la República Dominicana. Estos préstamos se otorgan sin garantía y de manera individual a grupos de hasta cinco personas, donde los miembros son solidariamente responsables del pago.
  • Línea de crédito: Son facilidades que otorgan algunos bancos con la finalidad de que una empresa en funcionamiento pueda expandir sus operaciones. Se suele requerir que el negocio cuente con un historial de crédito demostrable.
  • Préstamos comerciales: Se obtienen en la banca tradicional. La principal ventaja es que se consiguen con cierta rapidez. El principal problema es que la tasa de interés con la que son concedidos suele ser alta.
  • Préstamos personales (Prestamistas): Son muy rápidos pero las tasas de interés suelen ser excesivamente altas.
  • Inversiones ángeles: Se otorgan a empresas de reciente creación con alto potencial de crecimiento. Son provistas por personas o entidades de experiencia en los negocios, por lo que la decisión suele estar estrechamente ligada al plan de negocio. A veces viene acompañada de asesoría a los emprendedores y cierto control por parte del inversor.
  • Factoring, es un estilo de contrato comercial que se utiliza para convertir las facturas o cuentas por cobrar en dinero en efectivo mediante su venta a terceros. De esta forma el emprendedor obtiene un poco de liquidez a cambio de dejar de ganar una pequeña parte de lo que hubiera obtenido con el cobro de la factura.

Ahora bien, tan importante como conseguir que ingresen recursos a tu emprendimiento es la habilidad para manejarlos. La buena noticia es que no tienes que ser el más hábil con los números para conseguir llevar unas finanzas ordenadas de una manera decente, al menos no en un primer momento. Pero sí será necesario que, en la medida en que la empresa crezca, puedas asegurarte, con la ayuda de diferentes mecanismos, de que tienes control sobre el dinero que circula por tu caja, para evitar verte descapitalizado por imprevistos y se ponga en riesgo la operación.

Será, entonces, necesario que tus presupuestos estén siempre actualizados y que incluyan todos los gastos posibles de la operación, incluyendo aquellos en los que por el momento no están incurriendo pero que eventualmente tendrás que erogar como, por ejemplo, pagos por alquiler de local, salarios de los gestores (incluyendo el tuyo) y algunos impuestos que solo aplican a las empresas formalizadas. Un flujo de caja sencillo, que considere gastos e ingresos reales y proyectados es relativamente fácil de elaborar en cualquier hoja de cálculo digital, pero te dejo aquí algunas aplicaciones móviles y web que pueden resultarte muy útil a la hora de sistematizar tus ingresos y gastos durante la primera etapa de tu emprendimiento:

  • Alegra: Cuenta con funciones de facturación y contabilidad para emprendimientos.
  • Citrus: Es un sistema de planificación de recursos empresariales (ERP por sus siglas en inglés) dominicano que permite manejar gastos y e inversiones.
  • Me Suma: Cuenta con la posibilidad de vincularse a tus cuentas de banco para que puedas ver balances y transacciones de tarjetas y cuentas.
  • Coinkeeper: Permite hacer presupuestos, facturas y monitoreas ingresos y gastos.
  • SplitWise: Si bien se trata de una herramienta originalmente diseñada para dividir cuentas para ser saldadas entre varias personas, la verdad es que posee una interfaz muy amigable y fácil de manejar desde un celular, desde donde puedes con unos pocos clics registrar cada peso que gastas en el mismo momento en que realizas el pago. Esto es particularmente útil cuando no hay separación entre el capital personal del emprendedor y el capital destinado a la empresa y necesitas monitorear de cerca tus gastos.

En paralelo a tu estrategia de gestión financiera también será necesario que definas una estrategia básica de mercadeo digital que te ayude a dar a conocer tu proyecto dentro de públicos de interés. Esto te dará posicionamiento de marca, te permitirá construir relaciones con tus clientes y fidelizarlos y te permitirá medir constantemente tu mercado, sus prioridades, gustos, preferencias y opiniones sobre tus productos. La Guía de redes sociales para las Mipymes[15] creada por el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes de la República Dominicana en el año 2018 sugiere “8 pasos para llevar tu negocio a las redes sociales con éxito”. Los resumimos aquí:

  1. Conoce tu público objetivo. Debes investigar quiénes son tus audiencias, como por ejemplo clientes actuales y potenciales, entusiastas, influenciadores, etc. Para este fin debes investigar, realizar encuestas, entrevistas y otros.
  2. Define objetivos. Establece una idea clara sobre los resultados que quieres alcanzar con tu estrategia de redes. Estas metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, realistas y oportunas.
  3. Elije qué plataformas son las más adecuadas para los fines que te has propuesto. Básate en los hábitos e intereses de tu público para colocar tus mensajes en las redes más usadas por tu audiencia, pero también considera cuáles son las que mejor se adaptan al mensaje que quieres comunicar. Por ejemplo, Instagram ayuda a mostrar un lado muy humanizado del negocio, mientras que YouTube te permite desarrollar contenido de mayor calidad, más didáctico, descriptivo y complejo.
  4. Crea y optimiza tus perfiles. Tras haber determinado la o las redes a usar, procede a determinar los nombres de cada cuenta (preferiblemente el nombre de tu negocio) y asegúrate de crear una cuenta de correo específica para el manejo de esos perfiles.
  5. Pero la sola existencia de los perfiles no asegura que la gente entre a interactuar en ellos. “Parte del éxito o fracaso de la presencia de tu negocio en las redes sociales depende del contenido que produces”. De manera que debes producir y compartir material que ayude a las personas a responder sus dudas o, mejor aún, que se anticipe a ellas. Tu estrategia debe ser: 80% de contenido relevante y 20% de promoción de tu negocio.
  6. Y ya que los perfiles se crean para mantener un canal de comunicación constante con tus audiencias, escucha, responde y soluciona proactivamente. Además, por favor prevé las crisis y preestablece protocolos para su manejo.
  7. Considera pagar por publicidad, ya que te ayuda a llegar más rápido y directo a tu público objetivo, genera tráfico, exposición de tu marca y contribuye a aumentar el número de seguidores.
  8. Como ya has definido tus objetivos, es igualmente necesario que midas los resultados obtenidos para poder saber si la estrategia empleada fue la correcta o si debes reformularla. Asegúrate de haber predeterminado tus indicadores de desempeño.

Finalmente me quiero referir al a veces temido pero necesario paso de la formalización. Llegados a este punto, quiero aclarar que no pienso que haya un momento ideal para que un emprendimiento se formalice. Hay quienes, por distintas razones, inician su emprendimiento con la creación de una compañía de las del amplio catálogo disponible en la norma dominicana que rige la materia. Sin embargo, esos casos son la excepción y no la regla.

Según algunos estudios, entre un 70 y un 80 por ciento de los emprendimientos perece antes de cumplir su tercer año de vida. Pero, lejos de querer desalentar con este dato a quienes están pensando en emprender, quiero más bien resaltar la necesidad de que los nuevos empresarios y empresarias se aseguren de que el negocio es sostenible o cuando mínimo que ha alcanzado ese punto de equilibrio en el que los gastos son cubiertos por los ingresos. Lograr esta seguridad es importante antes de incurrir en la inversión que conlleva la formalización en cuanto a costos legales, tarifas administrativas y, posteriormente, impuestos.

Dicho lo anterior, dejaré por aquí algunas de las ventajas que tiene la formalización, para que, como he dicho antes, sean tomadas en cuenta solo cuando este paso aplique, según el momento del emprendimiento:

  • Otorga la posibilidad de realizar negocios con el Estado (ser suplidor del Estado).
  • Da acceso a mayores mercados.
  • Da acceso a mayor facilidad de financiamiento.
  • Abre la posibilidad de exportar, pues la formalización es un requisito para ese fin.
  • Otorga a la empresa mayor credibilidad frente a inversores, clientes y beneficiarios.
  • Reduce a la empresa los riesgos de sufrir fraudes.

Y si estás decidido o decidida a comenzar o ya tienes en marcha un proyecto, te paso un último dato que te puede interesar: El Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes de la República Dominicana tiene habilitados en gran parte del territorio nacional 25 Centros de Servicio de Apoyo Integral a las PYMES[16], los cuales tienen por objetivo, entre otras cosas, “Mejorar el nivel de aprovechamiento de políticas y programas a favor de los emprendedores […]; y mejorar la oferta de servicios de capacitación y asistencia técnica para el desarrollo productivo de los emprendedores y de las mipymes.

Así que que ya no tienes excusa para llevar a siguiente nivel esa gran idea de negocio de alto impacto que lleva tiempo dando vueltas en tu cabeza. Por supuesto que el proceso no será sencillo, pero la gratificación de ver cumplido tu sueño al tiempo que contribuyes a mejorar la vida de quienes te rodean definitivamente merecerá toda la pena.

[1] Más información en: https://solococo.com/

[2] https://crepesywaffles.com/

[3] Más información: www.algramo.com

[4] Más información en: www.triciclos.cl

[5] Más información en: https://biabejas.com/sobre-biabejas/

[6] Más información en: https://www.allem.cat/es/entitat-olivera.html

[7] Más información en: https://www.jompeame.com/

[8] Más información en: https://www.esperanza-soaps.com/esp

[9] Más información en: https://www.missrizos.com/

[10] Mas información en: https://zonabicird.com/

[11] Más información en: https://www.unavainaverde.com/

[12] Originalmente creada por la Universidad de Standford de California, fue aplicada por primera vez por la consultora estadounidense de diseño Ideo en los años 70, quienes hoy siguen siendo referentes de esta metodología.

[13] Creado por Rowan Yeoman y Dave Moskovitz, es una adaptación del Lean business model canvas creado a su vez por Alexander Osterwalder e Yves Pigneur en el año 2011.

[14] Más información en: https://bancasolidaria.gob.do/

[15] Se puede encontrar la Guía de redes sociales para las Mipymes en: https://www.micm.gob.do/images/pdf/publicaciones/libros/Manual_Redes_DIGITAL2018.pdf

[16] Más información en: https://micm.gob.do/viceministerios/fomento-a-las-pymes/implementacion-de-centros-de-servicios-de-apoyo-integral-a-las-pymes-en-republica-dominicana