La mejor edad para emprender un negocio

La mejor edad para emprender un negocio

Una de las inquietudes que más importancia toma a la hora de tener esa idea y poder ejecutarla en un negocio es: ¿Qué edad es la idónea para hacerla germinar y construir el negocio ideal? Todos lo preguntan: desde quienes inician un empleo por primera vez hasta aquellos que han pasado 20 o 30 años en una organización, piensan también en el tiempo ideal para crear su propio negocio.

En los últimos años el mito de que una PYME la debe manejar alguien con experiencia o sobre todo, con una edad en particular, ha caducado. Con la ayuda de las nuevas tecnologías, los emprendedores que están surgiendo en la actualidad se encarnan en jóvenes arriesgados, con vasto conocimiento, que rompen con los esquemas tradicionales de andar con traje y corbata en presentaciones a clientes.

Ahora, no todo es riesgo: más que la edad, lo que se necesita es madurez para tomar decisiones clave, gestionar recursos y sobre todo, el talento que se encuentra en la naciente PYME. Lo más importante, es qué tan creativa, negociadora y paciente debe ser la persona a la hora de iniciar un negocio.

Entre los que son más jóvenes para impulsar un negocio, la ventaja se encuentra en el ímpetu necesario para idear soluciones que resultan del todo naturales para ellos y que, sin embargo, pueden resultar demasiado extrañas o nada usuales para el resto de consumidores, clientes o proveedores. Son los que dominan el lenguaje de la tecnología de hoy y es normal que tomen la delantera a la hora de crear empresas innovadoras.

La ventaja de aquellas personas que han acumulado décadas de labor como empleados en diversas instituciones y que deseen iniciar y ser sus propios jefes, es que conocen procedimientos, toman con cautela sus decisiones y tienen un manejo de situaciones críticas, más comedido. Adicional, son personas que desean «controlar» su futuro profesional.

No hay un momento. Ni hay un límite de edad para reinventarse. Ni se trata de hacerlo solamente una vez. Es pensar en grande, saber aceptar errores y sobre todo, escuchar a quienes le rodean y en base a ello, saber tomar las decisiones correctas para la PYME.